4 Efectos del alimento de la gallina ponedora sobre el huevo
Si alguna vez te has preguntado si el alimento de la gallina ponedora influye en la calidad de su huevo, entonces echa un vistazo a este artículo y saldrás de todas tus dudas. Diversos factores están relacionados con la calidad del huevo; tales como la edad del animal, la sanidad, la genética, la muda forzada, los programas de luz, ambiente e instalaciones y confort. Sin embargo; la alimentación que reciben las gallinas ponedoras, también juega un papel determinante en los parámetros de calidad del huevo. La alimentación puede llegar a ser tan importante que hasta pudiera modificar la composición química del huevo; sus propiedades funcionales, y hasta el rendimiento.
Respecto a este tema, se han realizados numerosas investigaciones, durante años, para establecer cuáles son las necesidades nutricionales de la gallina, la reducción del consumo del alimento (pienso) y, por consiguiente, la mejora en la eficiencia de la conversión.
La calidad del huevo es una cualidad importante, que en cierta medida está relacionada con el alimento que reciben las gallinas ponedoras. La calidad del huevo es importante, ya que en un mercado competitivo; éste debe ofrecer algo más que una fuente de proteína y energía al consumidor; debe ser un producto que resulte agradable al paladar; y que no implique ningún riesgo sanitario; ni repercusiones en los valores metabólicos de las personas. Lógicamente, algunas de estas cuestiones pueden resolverse mediante campañas de marketing; pero otras son técnicas que requieren un buen manejo de las explotaciones y un seguimiento adecuado del producto.
1. Efectos del alimento de la gallina ponedora, sobre la yema
La yema tiene un alto porcentaje de lípidos en su composición; por lo que la asimilación de pigmentos liposolubles modificará el color de ésta. Así, encontraremos yemas de colores que van desde amarillo pálido, hasta un intenso anaranjado. Algunas materias primas como el maíz o la alfalfa, contienen xantofilas, las cuales darán el color característico a la yema. Aunque también se puede suministrar los pigmentos adecuados en el pienso, para obtener el color deseado. La combinación de zeaxantina y de luteína con capsantina o análogos sintéticos en las dosis adecuadas, modificará el color de la yema.
En cuanto a la consistencia; existen factores determinantes como el tiempo transcurrido desde la puesta; las condiciones de almacenamiento, y la edad de la gallina; que son los principales responsables de la posible pérdida de consistencia de la yema. En este sentido, la alimentación de la gallina tiene una influencia tan determinante. Dicha consistencia dependerá en mayor medida, de la permeabilidad de la membrana vitelina, al paso de determinados cationes hacia su interior.
Otra cuestión de calidad de la yema, es la presencia de las conocidas manchas de sangre. Éstas desagradables manchas, suelen aparecer en la superficie de la yema; y son pequeñas hemorragias que se producen durante la ovulación. Los colores pardos de estas manchas se deben a la oxidación de las mismas por la basificación del albumen, con el que están en contacto. Existen otras manchas, conocidas como manchas de carne, que, al igual que las anteriores, están determinadas principalmente por factores como edad, y condiciones de estrés al que se pueden estar sometidas las gallinas.
No está del todo demostrado que sobre dichas manchas exista un efecto de la alimentación; aunque es posible que aumentos drásticos en el nivel de proteína de la dieta o la presencia de algunos tóxicos en el pienso puedan aumentar su frecuencia.
2. Efectos sobre el albumen
La principal característica de calidad del albumen es su consistencia. Tal consistencia está relacionada con la frescura del huevo; la edad de la gallina; la alimentación que recibe el animal. Este último podría modificar la consistencia del albumen. En definitiva, la combinación de factores como el nivel de proteína del alimento, la presencia en el mismo, de contaminación por vanadio, o un exceso de otros metales, como el magnesio, modificará la consistencia del albumen.
Una reducción en la concentración de proteína del alimento, tiene un efecto positivo en la consistencia del albumen, ya que aumenta las unidades Haugh; mientras que con un aumento, se observa el efecto contrario. Cuando se trata de aminoácidos concretos, ocurre lo mismo; por ejemplo, la inclusión de mayores cantidades de lisina en el pienso, mejora esta característica del albumen.
El perfil de aminoácidos modifica la consistencia del albumen y con ello las unidades Haugh. Por lo tanto, proteínas de diferente origen provocarán cambios en la consistencia del albumen; debido a su diferente composición en aminoácidos.
Algunas fuentes proteicas como la harina de habas y la harina de carne, pueden mejorar la consistencia del albumen. Mientras que otras, como la harina de girasol o de colza, presentan efectos negativos sobre su consistencia. Se han hecho experimentos utilizando L-carnitina, en los que se ha observado un efecto sobre la calidad del albumen.
Efecto de los metales sobre el albumen
Diversos autores han señalado el efecto de los metales sobre la consistencia del albumen. Así, se ha determinado que dietas con aproximadamente un 0,9% de magnesio, consiguen mantener la estabilidad del albumen durante el almacenamiento y, por tanto, mantener en un nivel alto las unidades Haugh.
Sin embargo, ocurre lo contrario con el vanadio; ya que pequeñas concentraciones de este metal (10 ppm, por ejemplo); procedentes de fuentes de fosfato bicálcico, han producido una mala consistencia del albumen. Diferentes experimentos con otras materias primas, han intentado esclarecer el problema de la contaminación por vanadio: Un 5% de la harina de semilla de algodón, más un 10% de subproductos de la fermentación de granos (DDG) o 1.000 ppm de ácido ascórbico, contrarrestan los efectos del vanadio.
3. Efectos sobre la cáscara
En realidad, es el espesor, el único criterio de calidad de la cáscara, modificable a través de la alimentación. La cáscara del huevo está formada en un 94%, por carbonato cálcico. El ión carbonato procede directamente de la difusión de CO2 de la sangre hacia las células de la glándula de la cáscara; de manera que cuando aumenta la presión parcial de este gas en la sangre, es más fácil la deposición de carbonato.
De este modo, a mayor altitud, se formarán cáscaras más gruesas; ya que la presión atmosférica es menor y, por tanto, será mayor la presión parcial de CO2 en la sangre; respecto al exterior. Por lo anterior, puede concluirse que la deposición del ión carbonato no es dependiente de la alimentación. Pero sí, la deposición del ión calcio. Estudios han comprobado que la dosificación extra de calcio en el pienso puede favorecer la deposición de carbonato cálcico en el huevo sin que sea necesaria la movilización total a partir de los huesos.
En la formulación del alimento de la gallina ponedora, se debe tener en cuenta que una parte del calcio debe ir destinado a reponer el calcio movilizado desde los huesos, y otra directamente a la deposición en la cáscara.
4. Reducción en el colesterol
Se han realizado investigaciones sobre la reducción del colesterol en los huevos. Un ejemplo de eso, es que la adición de esteroles vegetales en el alimento de la gallina ponedora, ha dado variables resultados: Altos niveles de fibra; como por ejemplo la alfalfa; consiguen una ligera disminución del contenido en colesterol del huevo. Igualmente, la reducción de la ingesta energética disminuye efectivamente el contenido en colesterol del huevo; pero también disminuye con ello, el número de producción.
Y aunque, ensayos con las vitaminas C o E, han alcanzado cierto éxito en condiciones experimentales, no han conseguido resultados lo suficientemente satisfactorios aplicables a escala comercial. Así pues, parece que, de momento, la disminución de este componente en el huevo, no es eficaz mediante el manejo de la alimentación.